La población pobre se ha incrementado en forma absoluta, inclusive los valores actuales de la población en condiciones de pobreza y pobreza extrema han aumentado desde 1980, como se puede apreciar en la figura 1. Los datos correspondientes para 1984 y 2000 son 31,2 millones y 30,1 millones para pobreza extrema y 14,5 millones y 20 millones para pobreza, respectivamente. De acuerdo a estos datos, en el año 2000, más de la mitad de la población del país (50,1 millones de 97,5 millones) se encuentra en condiciones de pobreza.

Figura 1. México. Población pobre y en pobreza extrema 1963-2000

Fuente: .Elaboración propia con base en Hernández L., E. y J. Velázquez R. (2003)

Damian y Boltvinik (2003) hacen una comparativa de la pobreza de acuerdo a los diferentes métodos utilizados, en la gráfica siguiente se aprecian las diferencias que se obtendrían. El valor máximo se obtiene con el MMIP, con un valor de 75% y el menor con la NBI, con menos del 45%, que es el único que presenta una tendencia descendente. Sin embargo los valores son muy altos en ambos casos. Ver figura 2.

Figura 2. México. Pobreza 1992-2000

Fuente: Elaboración propia con base en Damián y Boltvinik, (2003)

Otro aspecto que destaca es el incremento de la pobreza después de 1980 en tres de los métodos, y la pequeña disminución posterior que no logra recuperar los valores que se tenían. En 20 años los porcentajes de pobreza en México se han incrementado.


Además es necesario modificar las políticas contra la pobreza, ya que en la actualidad hay más pobres en el ámbito urbano que en el rural. Si bien el porcentaje de la pobreza en las zonas rurales es muy alta, de más del 90%, lo supera la magnitud de la pobreza urbana debido a la gran cantidad de población y a su también alto porcentaje, más del 70%.

Una de las categorías de análisis más importante que es posible utilizar es la de la desigualdad, pues permite profundizar en los valores promedio para una región o estado y superar la visión de zonas pobres o ricas para ubicar a las personas pobres en zonas ricas o a los ricos en zonas pobres.

Seguramente la manifestación más evidente de los graves problemas de nuestro país son las grandes desigualdades existentes. La desigualdad se encuentra en todos los ámbitos y a todos los niveles: en la distribución del ingreso, en la dotación de servicios, en el acceso a los medios educativos, a la cultura, a la vivienda, al empleo, a la alimentación o a la salud.


La desigualdad no es característica exclusiva de la sociedad mexicana, sin embargo gran parte de su población es incapaz de alcanzar los niveles mínimos de bienestar. La gravedad de estos problemas, su magnitud y profundidad, la hace parecer irresoluble, al menos en el corto plazo y propicia la idea de esperar que el día que se alcance el “desarrollo” se solucione o atenúe.


La desigualdad puede evaluarse de diferentes maneras: en términos de la distribución del ingreso, la marginalidad o el bienestar.

Distribución del Ingreso

La distribución del ingreso es un indicador que permite, no sólo valorar la magnitud del crecimiento, sino, además, la forma que se distribuye entre los distintos sectores de la población.


Como se puede observar en la figura 3, la distribución del ingreso a nivel nacional presenta un deterioro durante el período 1984-2000,y se contrapone a la tendencia que se presentó durante el período 1963-1984, de reducción de las diferencias. En el período más reciente se agudizan las diferencias, es decir la concentración.

Figura 3. México: Distribución del ingreso por deciles, 1984 y 2000

Fuente: Elaboración propia con base en Hernández L., E. y J. Velázquez R. (2003)

El decil X (más rico) concentraba en 1963 el 50,2% del ingreso nacional, para 1984 se había reducido a 38,5% y para el año 2000 se incrementó a 48,3%. Del otro extremo, el 40% de la población más pobre (deciles I al IV) obtenía el 7,5% en 1963, 10,5% en 1984 y 9,4% en el año 2000.


Entre el período 1984 y 2000, se mantienen constantes los deciles I y II, y reducen su participación los deciles III al IX, y sólo aumenta el X, los de mayor ingreso. Esto se ha manifestado como una reducción de las clases medias y se ha identificado con la proletarización de grandes masas de población, que se corresponde con los indicadores de pobreza.


En el período de 1963-2000, se pasa de una relación entre el decil X y los deciles más pobres (I a IV) de 6,7 en 1963, 3,6 en 1984 y de 5,1 en el año 2000. Es evidente que en los últimos 20 años ha habido un deterioro de la distribución del ingreso.


Otro de los indicadores que se derivan de la distribución, es el Indice de Gini que indica el grado de concentración del ingreso. Los valores que se obtienen son 0,61 para 1963, 0,50 para 1984 y 0,56 para el 2000. Estos valores de concentración del ingreso son de los más altos a nivel mundial.

PIB per cápita

Desde los años cuarenta hasta principios de los ochenta el producto interno bruto (PIB) de México tuvo una espectacular expansión que rebasó la que registró la economía de Estados Unidos en esos años. México redujo en casi diez puntos porcentuales la brecha entre su PIB per capita y el de EU.


La pérdida de dinamismo de la economía mexicana en 1980-2000 amplió, una vez más, la brecha de su PIB per capita respecto al de EU, colocándola en niveles comparables a los de décadas atrás.


Entre 1983-1988, la actividad económica permaneció estancada. En 1989-1994 el PIB por habitante apenas se expandió a una media anual del 0.8% y, en 1995, a 10 años del inicio de las reformas, el PIB por habitante cayó 9% en términos reales, su mayor contracción en 60 años.


Gamboa y Messmacher (2002) han realizado un estudio sobre la desigualdad del PIB per cápita entre los estados en México. Encuentran que la desigualdad es substancial y persistente. En 1970, los habitantes del Distrito Federal tenían un producto per cápita 5.5 veces mayor que los de Oaxaca, el estado con menor indicador. La razón correspondiente a las mismas entidades era de 5.8 en 1999.


Los factores que propician este agravamiento son tres:


• Una proporción significativa de la población mexicana habita en estados con niveles de producto per cápita reducido. En 1999, el 60% de la población habitaba en estados cuyo nivel de producto per cápita es menor a una tercera parte del producto per cápita del estado más rico.
• La distribución del PIB per cápita se encuentra sesgada sustancialmente a la baja. No sólo existen importantes diferencias en el nivel de producto per cápita sino que la mayor parte de los estados tienen niveles relativamente reducidos del mismo.
• El proceso de convergencia en México, o igualación en los niveles de producto per cápita de los estados, parece haberse detenido a partir de la década de los ochenta.


Encuentran que la falta de convergencia coincide con el período de apertura comercial. Es posible que México haya entrado en un proceso que ha generado la divergencia, ya que los estados con ventaja comparativa en el comercio internacional no serían los más pobres, los cuales verían incrementos en sus niveles de ingreso. Por el contrario, los estados con menos ingreso serían los perdedores con el proceso.


Figura 4. México. Crecimiento PIB per capita

En la figura 4 se muestran las diferencias en la tasa de crecimiento del PIB per cápita entre el periodo 1980-1993 y 1993-2000. El cambio en las tasas de crecimiento es positivo para la franja norte del país, con excepción de Chihuahua, y en la franja manufacturera del centro. Cabe aclarar que el gran crecimiento de los Estados de Tabasco y Chiapas se debe a la producción petrolera y sus resultados no se manifiestan en el nivel estatal.

Índice de Marginación

El índice de marginación (IM) permite diferenciar entidades federativas y municipios según las carencias que padece la población, como la falta de acceso a la educación, viviendas inadecuadas, ingresos monetarios insuficientes y las vinculadas a vivir en localidades pequeñas. El IM considera cuatro dimensiones estructurales; identifica nueve formas de exclusión y mide su intensidad espacial como porcentaje de la población que no participa del disfrute de bienes y servicios esenciales para el desarrollo de sus capacidades básicas.


La estimación de un índice de marginación para el conjunto de entidades federativas del país permite aproximarse al conocimiento de la actual desigualdad regional de las oportunidades sociales.


Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz e Hidalgo son las entidades federativas con grado de marginación muy alto, ahí vive el 20% de la población nacional, 19,6 millones de personas. La intensidad de las privaciones es elevada para proporciones significativas de la población.


Los datos para cada uno de los indicadores del estado con mayor IM, Chiapas, son relevantes, en este estado:


• El 23% de su población, de 15 o más años de edad, es analfabeta y 50 por ciento no terminó la primaria;
• Casi uno de cada cinco habitantes ocupa viviendas sin drenaje ni sanitario exclusivo;
• 12 de cada cien habitantes reside en viviendas sin energía eléctrica; uno de cada cuatro sin agua entubada; cuatro de cada diez con piso de tierra; y casi dos de cada tres ocupa viviendas en condiciones de hacinamiento.
• 76 por ciento de la población ocupada gana menos de dos salarios mínimos
• 61 por ciento vive en localidades con menos de cinco mil habitantes.


La situación del estado de Chiapas la comparten Guerrero y Oaxaca. En Guerrero, la proporción de la población que no cuenta con drenaje ni sanitario exclusivo es superior a la de Chiapas (35 y 19%, respectivamente).


Dinámica de la Marginación estatal


En la figura 5 se presentan los grados de marginalidad de los estados del país en 1970, 1990, 1995 y 2000. Los datos para 1970 no son estrictamente comparables con los siguientes pero se han ajustado para dar una idea clara del proceso que se ha verificado, ya que se utilizan la mayoría de los indicadores.

Figura 5. México: Grado de Marginalidad por estado, 1970 – 2000

Entre el período 1970 y 1990 se encuentra que los estados de muy alta marginación han disminuido de siete a seis, mejorando dos de ellos, Querétaro y Tabasco y bajando Veracruz. Dentro del rango de alta marginación, mejoran Nayarit y Quintana Roo pero se incrementa Durango. También es notable la integración de dos estados al estrato de muy baja: Baja California y Nuevo León, que se agregan al Distrito Federal.


Para el período 1990-2000 los aspectos más relevantes son: mejoran su posición 4 estados, sin embargo resulta preocupante que dos estados empeoren su situación: Nayarit que pasa de media a Alta y Morelos que pasa de Baja a Media, a pesar de las políticas contra la marginalidad.


Además, CONAPO realiza una identificación de las brechas regionales comparando la situación de cada estado en 1990 y 2000 respecto al Distrito Federal. Después se comparan las diferencias para cada año y se obtienen los avances o los retrocesos. (CONAPO, 2001).


Los resultados que se obtienen no son muy halagüeños, se concluye que en términos generales, las brechas regionales de la marginación se ampliaron en la década de los noventa, debido a que el mayor desarrollo social tendió a concentrarse en las entidades más avanzadas; a su vez, las entidades federativas más rezagadas avanzaron lentamente, destacando dos estados (Guerrero y Campeche) que la ampliaron.


Todos los elementos analizados muestran una desigualdad y concentración en todos los ámbitos: económico, social, demográfico y territorial. Se requiere un esfuerzo importante para revertir las tendencias históricas y romper con la historia de desigualdad e injusticia que se ha vivido durante tanto tiempo.


La concentración del desarrollo social en las entidades más avanzadas del país constituye una evidencia preocupante que pone en el centro de la agenda del desarrollo, la prioridad de definir estrategias y políticas orientadas a evitar que se agudicen los desequilibrios regionales.