flecha

Introducción al conflicto

1. Orígenes del conflicto arabo-israelí

2. La crisis del canal de Suez (1956)

3. La Guerra de los Seis Días (1967)

4. La guerra de Yom Kippur (1973) y los acuerdos de Camp David (1979)

5. La invasión del Líbano (1982)

6. La Primera “Intifada” y los acuerdos de Oslo (1987-1993)

7. La segunda Intifada (2000) y la construcción del muro

8. Las elecciones palestinas y la segunda guerra de Líbano (2006)

9. Anápolis y la operación plomo fundido (2008-2009)


1. Orígenes del conflicto arabo-israelí

Entre los siglos XV y XIX, el territorio de Palestina estuvo bajo la dominación otomana que sólo permitía que los judíos fueran a Palestina como peregrinos, nunca para establecerse.

En 1882 se produce la primera oleada de inmigración judía patrocinada por el barón Edmond de Rothschild (miembro de una familia de banqueros y financieros judíos, defensor del sionismo, que compró tierras en Palestina).

En 1895, un austriaco llamado Theodor Hezl publica el libro Der judenstaat (El estado judío) dónde aboga por la creación de un Estado judío en Palestina o en Argentina. En 1897 tuvo lugar el primer Congreso Sionista en Suiza. En este Congreso se decidió que la mejor opción era Palestina (Argentina ya era en aquellos momentos una entidad estatal). La opción de Palestina fue escogida finalmente a pesar de las dificultades económicas que comportaba (escasez de recursos), y sin tener en cuenta que en aquellos momentos en Palestina vivían medio millón de árabes. También desestimaron otros destinos como Uganda, Libia, y la península de Sinaí (Egipto). Además, durante este Congreso se creó la Organización Mundial Sionista (World Zionist Organization, WZO).

En 1900, Karen Keymeth de la Fundación Nacional Judía creó un organismo dentro de la WSO encargado de adquirir tierra en Palestina con la intención de que ésta fuera ocupada y trabajada exclusivamente por judíos. En 1904 había en Palestina 70.000 judíos, en 1914 llegaron a ser 150.000, pero con la Primera Guerra Mundial su número disminuyó debido a que Palestina fue uno de los teatros de operaciones militares.

Al acabar la guerra, Palestina pasó a ser controlada por Gran Bretaña y la inmigración judía se retomó dando origen al fenómeno del nacionalismo palestino y del sentimiento de conciencia nacional. El antisionismo que se generó entre la población palestina, que en los años 30 no llegaba a un millón de personas, fue fruto de las fricciones que surgieron entre vecinos, pero sobre todo por la fuerte desigualdad existente entre las dos comunidades. Los palestinos, con una economía de subsistencia, se vieron desbordados por la maquinaria y los recursos de los judíos, a la vez que su tradición chocaba frontalmente con la colectivización de la tierra y las costumbres sociales de la comunidad judía. Muchos terratenientes palestinos vendieron sus tierras a la aldea judía por no poder competir con los rendimientos agrícolas de las tierras de los judíos. El primer censo británico de Palestina (octubre de 1922) daba un total de población de 757.182 habitantes (11% de judíos), el segundo (noviembre de 1931) daba una población de 1.035.154 habitantes (16% judíos).

Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial (1939), Gran Bretaña empezó a perder el control de la situación. Una situación que empeoró al acabar el conflicto y fruto del genocidio nazi. El horror vivido por el pueblo judío (entre otros) hizo que la oleada de inmigrantes fuera imparable. En 1947 vivían en Palestina cerca de 600.000 judíos y algo más de un millón de árabes. La situación de terrorismo dejó paso a una guerra civil no declarada.

El clima de violencia y enfrentamiento hizo que la reciente creada Organización de las Naciones Unidas (26 de junio de 1945) tomara en consideración la cuestión Palestina y, tras fuertes discusiones, el 29 de noviembre de 1947 se acordó la partición de Palestina. Cuando se supo el resultado de la votación, los países árabes se aprestaron a manifestar que nunca aceptarían la partición del territorio, ni la existencia de un Estado judío, visto como una fuerza colonial exógena. El 29 de noviembre de 1957, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 181, que dividía el territorio de Palestina en un Estado judío y otro árabe, ambos divididos en tres unidades físicas, y el establecimiento de un régimen internacional para la ciudad de Jerusalén.

Desde el momento en que se dio a conocer el resultado de la votación, las acciones violentas aumentaron por las dos partes. Por la parte árabe, Siria y Líbano organizaron y financiaron grupos armados irregulares que provocaron el pánico y la muerte entre los judíos, mientras que por la parte hebrea, mucho más bien organizada, se destacan las sangrantes acciones de los grupos terroristas Irgun y Stern (la bomba en el hotel King David – con 91 muertos -, o el asalto a la población palestina de Denir Yessin – con 254 muertos, la mayoría niños, mujeres y viejos.

Ambas partes parecían prepararse para la guerra, teniendo en cuenta que el mandato británico finalizaba el 15 de mayo de 1948. Efectivamente, en esta fecha, la Gran Bretaña abandonó el territorio de Palestina. Sólo unas horas antes de la retirada británica (14 de mayo de 1948), David Bengurion, jefe del gobierno provisional y uno de los padres míticos del Estado de Israel, proclamó unilateralmente el Estado de Israel en Tel-Aviv. Esto provocó lo que parecía inevitable, el inicio de la primera guerra arabo-israelí. La guerra de 1948, denominada por los israelíes “guerra de la independencia” y por los palestinos “catástrofe” (nakba en árabe), empezó apenas cuando embarcaban por marchar las tropas británicas.

Entre mayo de 1948 y enero de 1949, los árabes de Palestina y los estados árabes de la región (Egipto, Siria, Transjordánia, Líbano, Irak, con el apoyo de Arabia Saudita y Yemen) se enfrentaron a Israel. La victoria de Israel fue inapelable.

El balance final de la guerra fue una importante victoria del nuevo Estado de Israel. Israel no sólo mantuvo la zona que le concedía el Plan de partición de 1947, sino que amplió de forma importante el área bajo su control. Así, ahora controlaba el 78% del territorio de Palestina, cuando el plan de las Naciones Unidas sólo le otorgaba el 55%. Por el contrario, de la proyectada Palestina árabe de las Naciones Unidas sólo restaba Gaza, administrada por Egipto. Transjordánia por su parte, se anexionó a Jerusalén este y la orilla occidental del Jordán (Cisjordania), que había formado parte de la Palestina árabe proyectada por las Naciones Unidas. Con esta anexión, Transjordánia pasaba a denominarse el Reino Hachemita de Jordania.

Las tierras que la ONU otorgó a los árabes de Palestina (11.383 km2) se evaporaron. Israel ocupó 5.728 km2, Egipto administraba Gaza (217 Km2), y Jordania se quedaba con 5.728 Km2 de Cisjordania (es decir, las regiones de Judea y Samaria). Tanto árabes como judíos mantuvieron el acceso a la ciudad de Jerusalén, que se quedó bajo control internacional. En 1950, el Estatuto de la ciudad de Jerusalén quedó recogido en la Resolución T/592 del Consejo de Administración Fiduciaria de las Naciones Unidas, del 4 de abril de 1950.

El resultado más trágico de la partición de Palestina y la posterior guerra fue que 6000.000 palestinos (árabes de Palestina) tomaron el camino del exilio. Ésta es la población árabe (tanto la refugiada como la que se quedó en los territorios ocupados por Israel) que a partir de aquel momento el mundo conocería como palestinos.

La victoria del Estado de Israel permitió la consolidación del nuevo Estado. Además, esta consolidación tuvo lugar sobre un territorio muy extenso, lo que permitió intensificar la política de favorecer la inmigración de judíos de todo el mundo a la nueva patria de Israel. La ley “del regreso”, aprobada por la Knesset (parlamento) en julio de 1950, establecía que cualquier judío de cualquier parte del mundo tenía la posibilidad de convertirse en ciudadano de Israel. En sólo cuatro años (1948-1951) llegaron en Israel 690.000 nuevos inmigrantes.

La región vivió en aquellos años un clima bélico permanente y posteriormente estallarían tres guerras más en la zona, en la segunda de las cuales, Israel acabaría ocupando la Franja de Gaza y Cisjordania (Territorios Palestinos Ocupados) hasta el día de hoy.

2. La crisis del canal de Suez (1956)

La crisis del canal de Suez que ocurrió en el año 1956 amplió el conflicto de Israel con los palestinos al resto de países árabes. La causa desencadenante fue la decisión del Presidente egipcio Gabal Abdel Nasser de nacionalizar el canal de Suez para financiar la construcción de la presa de Assuan. Hasta entonces el Canal de Suez había formado parte del territorio británico y una empresa de capital francés controlaba todo su tráfico naval. Con la nacionalización del Canal, Egipto se beneficiaría de todas las tasas de navegación. Además, existiría ahora el peligro de que Egipto usase el Canal como medida de presión contra los países occidentales. El Canal permitía un acceso mucho más rápido al mar rojo desde el mar mediterráneo y ofrecía los caminos de trasporte más cortos para llegar a los estados árabes y a la India. Junto a la nacionalización del Canal, Nasser cerró la única salida de Israel al mar Rojo: el golfo de Aqaba. Esto y el hecho de que Israel se sentía cada vez más amenazada por los combatientes Fedajin de la franja de Gaza, entonces controlada por Egipto, resultaron en un acuerdo secreto entre Israel, Francia y Gran Bretaña. Israel propuso invadir la península del Sinaí con el objetivo de limpiar la región de guerrillas palestinas y así permitir a Gran Bretaña y Francia enviar fuerzas de paz para evitar los combates y, de paso, tomar el control del canal.

La ofensiva comenzó el 29 de octubre y las fuerzas israelíes conquistaron en menos de una semana la franja de Gaza, casi la totalidad de la península del Sinaí y las Islas Tiran y Sinafir al sur de ésta. Tras el rechazo del alto el fuego por parte de Egipto, Francia y Gran Bretaña invadieron el Canal el 31 de octubre.

No podían disfrutar mucho de su victoria militar y más que nada esa ofensiva demostró que Francia y Gran Bretaña estaban a punto de perder su influencia y poder internacional a favor de Estados Unidos, que manifestó en la ONU su oposición por el carácter ilegal de la acción. La Asamblea General de la ONU aprobó entonces una resolución patrocinada por Estados Unidos contraria a la intervención militar que provocó la retirada de las fuerzas francesas y británicas. Los israelíes tuvieron que retirarse en 1957 al este de la línea fijada por el armisticio de 1948. Las Naciones unidas mandaron cascos azules a la región para mantener la paz y el territorio quedó en manos de la primera fuerza de paz de la ONU de la historia.

Las consecuencias a destacar de ese enfrentamiento fueron el final del control francés y británico del canal de Suez y el posicionamiento de Israel al lado de los países occidentales que resultó en un gran incremento del suministro de armas francesas y británicas, junto con generosas ayudas económicas por parte de Estados Unidos.

En medio de toda esta vorágine, los palestinos comenzaron a construir los cimientos del movimiento nacional palestino. Es a partir de este momento cuando los refugiados palestinos empezaron a organizarse. En 1956 surgió de entre los refugiados de Kuwait el primer embrión de Al-Fatah, fundada por Yasser Arafat. A pesar de haber llegado a un acuerdo, el clima entre Israel y los países árabes se ha caracterizado desde entonces por una tensión constante. Y no pasaría mucho tiempo hasta el siguiente enfrentamiento violento; en el año 1967 tuvo lugar la llamada Guerra de los seis Días.

3. La Guerra de los Seis Días (1967)

El conflicto que surgió en el año 1967 tuvo sus orígenes dos años y medio antes, cuando en una conferencia los países árabes decidieron desviar dos afluentes del río Jordán, la principal fuente de Israel, con el propósito de hacer pasar sed a los israelíes.

El Canal que desviaba esa agua fue entonces bombardeado por Israel hasta que los sirios renunciaron al proyecto. Esta parte del enfrentamiento demostró que el conflicto árabe-israelí no era sólo un conflicto territorial, político o religioso- era también un conflicto sobre el recurso más importante de la región: el agua.

El 17 de Mayo 1967 Nasser exigió la retirada de los cascos azules que aseguraban las fronteras entre Egipto e Israel. El secretario General de la ONU, Sithu U Thant aceptó, lo que alarmó a Israel. Pocos días después Nasser cerró el acceso a la ciudad portuaria de Eliat impidiendo así la llegada de barcos, y afectando también el suministro de petróleo desde Indonesia e Irán. Esto, unido a una campaña lanzada por Nasser y el presidente sirio contra el estado de Israel, que hablaba de una guerra inminente con el objetivo de destruir a Israel, motivaron al Estado hebreo para lanzar un ataque devastador contra Egipto, Jordania y Siria el 5 de Junio de 1967. Los tres países habían firmado un pacto de defensa unos días antes, lo que Israel entendió como una amenaza para su seguridad.

En pocas horas Israel derrotó a las fuerzas aéreas egipcias. En sólo seis días los tres ejércitos árabes se vieron vencidos. Israel ocupó los Altos del Golán (Siria), Cisjordania, Jerusalén Este, la Franja de Gaza y la península del Sinaí (Egipto).

Con un acuerdo de alto el fuego establecido por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el conflicto terminó el 10 de Junio 1967.

La guerra de los seis días dividió a la sociedad israelí: por un lado estaban los partidarios de la escuela sociológica (abiertos a la negociación sobre los territorios ocupados), y por otro los que pertenecían a la escuela territorial (en favor de la apropiación de toda la tierra posible del Israel bíblico). En el mundo árabe la derrota significó el entierro del “panarabismo”- del nacionalismo laico árabe, lo que hizo surgir un discurso islamista más radical y violento. Los territorios conquistados por Israel quedaron ocupados hasta un nuevo enfrentamiento con los países árabes en el año 1973.

4. La guerra de Yom Kippur (1973) y los acuerdos de Camp David (1979)

Los intentos de recuperar los territorios ocupados mediante la diplomacia fracasaron y en el año 1973 Egipto y Siria lanzaron una ofensiva sorpresa contra Israel el día sagrado de Yom Kippur (día del perdón para los judíos). El 6 de octubre de 1973 las tropas egipcias atravesaron el canal de Suez recuperando el control sobre su margen oriental, luego continuaron con un ataque contra las tropas israelíes en la península del Sinaí. Al mismo tiempo las tropas sirias entraron en la región de los altos del Golán. Las tropas israelíes quedaron sorprendidas pero en poco tiempo consiguieron que las tropas sirias se retiraran hasta la línea del armisticio de 1967. (Martin Moore: Historias de Ocho Guerras, Vanguardia Dossier).

Los combatientes israelíes entraron al país y las fuerzas aéreas bombardearon la capital de Damasco. También el avance de las tropas egipcias fue parado por Israel y el 22 de octubre 1973 se firmó el armisticio con Siria, el 24 con Egipto. Esa guerra dejó muerto a unos 2.700 israelíes y aproximadamente 20.000 sirios y egipcios. Junto al armisticio establecido por el consejo de seguridad de la ONU se exigió de los países implicados el poner en práctica la resolución 242, que reclama la retirada de las tropas israelíes de los territorios ocupados y el reconocimiento del estado de Israel por parte de los países árabes. La península del Sinaí fue devuelta en el año 1982 pero Israel se negó a devolver los altos del Golán a Siria. Una de las razones fue el comportamiento del Presidente egipcio Anwar as-Sadat. Para recuperar la península del Sinaí estaba dispuesto a todo y propuso un acuerdo de paz con Israel. Para llegar a este fin ofreció hablar delante del Knesset, el parlamento israelí. El primer ministro Begin aceptó e invitó a Sadat a Jerusalén. Por primera vez desde la creación del estado de Israel un hombre de estado árabe habló de paz con el vecino judío. Con la participación del Presidente estadounidense Jimmy Carter siguieron las negociaciones de paz en Camp David en el estado de Maryland, y en Marzo del año 1979 se firmó el acuerdo de paz entre Egipto e Israel. Sadat se hizo muchos enemigos con este acto, especialmente palestinos y musulmanes radicales. En 1981 Sadat fue asesinado por un grupo integrista musulmán.

Como resultado de este conflicto se notó una creciente radicalización islamista que llegó también a la franja de Gaza y Cisjordania, donde Israel había empezado desde el año 1967 a construir asentamientos judíos para acelerar la colonización del nuevo territorio. Los miembros de la Yihad islámica reclutaron una nueva generación de combatientes en los campos de refugiados de los territorios ocupados.

5. La invasión del Líbano (1982)

Durante la guerra árabe-israelí del año 1948/49 unos 700.000 palestinos habían huido desde Israel, 100.000 de ellos al Líbano. Y después de que el rey de Jordania había expulsado a los miembros de la OLP (organización para la Liberación de Palestina, liderada por Yasser Arafat), sus miembros organizaban sus ataques contra Israel desde el Líbano. A finales de los años setenta empezaron a producirse cada vez más atentados en Israel organizados por los combatientes de la OLP que habían entrado al país por el Líbano.

Israel decidió entonces responder a estos ataques y el 6 de Junio 1982 lanzó su operación “paz para Galilea”. Fuerzas aéreas bombardearon la capital Beirut, donde estaba localizada la sede de la OLP y también ciudades al sur del país. Las tropas israelíes combatieron contra la OLP y fuerzas sirias que luchaban al lado de los palestinos. Israel destruyó la resistencia palestina que tuvo que refugiarse en Túnez. Las falanges cristianas del Líbano, aliado de Israel, aprovecharon el momento para desatar su cólera sobre los palestinos matando a unos tres mil en los campos de refugiados de Sabra y Chatila.

La guerra fue un desastre para Israel. El hecho de que los Israelíes no habían impedido la matanza en los campos hundió al país en una crisis moral. Además, la guerra contribuyó a la creación de Hezbolá, la fuerza integrista musulmana con apoyos en Irán y Siria. La mayoría de las tropas israelíes se retiraron del Líbano en 1985, sólo en el sur quedó una “zona de seguridad” militarizada hasta el año 2000.

6. La Primera “Intifada” y los acuerdos de Oslo (1987-1993)

Desde la ocupación israelí de los territorios palestinos que había empezado en 1967, la población palestina se vio confrontada con restricciones crecientes. Toda actuación política quedó prohibida, también para los grupos más moderados. Al mismo tiempo se aceleró la construcción de asentamientos judíos en la franja de Gaza y Cisjordania, lo que hizo desvanecer la esperanza de un estado propio para los palestinos. En el seno del pueblo palestino surgió la desesperación y la rabia.

Cuando el 8 de diciembre 1987, un camión de colonos israelíes arrolló en Gaza a un automóvil en el que viajaban trabajadores palestinos matando a cuatro de ellos, se descargó toda la tensión acumulada y los habitantes de Gaza tomaron la calle. Empezó entonces la primera Intifada (árabe para “levantar la cabeza”) también llamada “revuelta de las piedras”, porque por falta de otras armas, los palestinos usaron piedras contra los soldados israelíes. Lo que se inició en la Franja de Gaza se extendió rápidamente a Cisjordania y las semanas siguientes se caracterizaron por desmanes violentos, el boicot a los productos israelíes y bloqueos de carreteras. Los soldados israelíes respondieron con violencia, gas lacrimógeno y toques de queda.

Aprovechando la atención internacional que recibió la intifada, Yasser Arafat, líder de la OLP, proclamó la independencia del estado palestino desde el exilio el 15 de noviembre de 1988. A pesar de reconocer indirectamente el estado Israelí, el estado palestino no fue reconocido por la comunidad internacional. Mientras, la Intifada seguía expandiéndose causando graves problemas económicos para toda la región que empezó a notar la falta de ingresos por el turismo.

En octubre del año 1991, después de cuatro años de Intifada se iniciaron las conversaciones de paz en Madrid. El presidente de Estados Unidos, George Bush padre, juntó a representantes israelíes, palestinos y jordanos para negociar sobre un acuerdo de paz. Pasaron dos años hasta que en el año 1993 Yasser Arafat y el Primer Ministro israelí Rabin junto con Bill Clinton, firmaron finalmente los acuerdos de Oslo en Washington, llamados “Declaración de principios”. La gran desventaja de ese acuerdo fue la falta de soluciones para los problemas más importantes y controvertidos. No se habló de los asentamientos judíos, de los refugiados palestinos (según el último censo suman un total de cerca de 4.000.000 de personas de las cuales la mayoría están exiladas en Jordania, Siria y Líbano), del estatus de Jerusalén ni de cómo se iban a definir las fronteras entre los dos estados. Tanto israelíes radicales como Palestinos fundamentalistas se oponían a los acuerdos, lo que se manifestó en violentos ataques cometidos por grupos de ambos bandos e innumerables atentados suicidas palestinos durante los años siguientes. Ni el gobierno Palestino, liderado por Arafat desde las elecciones del año 1996, ni Israel fueron capaces de acabar con la violencia. Con la erupción de la segunda Intifada en el año 2000 la violencia llegaba a su punto máximo.

7. La segunda Intifada (2000) y la construcción del muro

Un nuevo intento de llegar a un acuerdo sobre el estatus de Jerusalén y la situación de los refugiados palestinos en la cumbre de Camp David en julio del 2000 fracasó y la violencia continuó por ambas partes. En septiembre del mismo año, en medio de esa incertidumbre Ariel Sharon, líder de la oposición en Israel, visitó la Explanada de las Mezquitas para recordar que alberga los restos del Templo de los hebreos. Para los palestinos ese acto fue entendido como una provocación y contestaron con fuertes protestas que provocaron el inicio de la segunda Intifada, bautizada con el nombre de la mezquita Al Aqsa.

Igual que en el año 1987 se había acumulado mucha tensión y sólo un evento detonante fue necesario para desencadenar una espiral de violencia.

La construcción de los asentamientos judíos en territorio palestino había proseguido con la estrategia de apoderarse también de las más importantes fuentes de agua. (Actualmente los colonos judíos en Cisjordania disponen de hasta seis veces más agua que los palestinos. La empresa que tiene el monopolio sobre el agua de la región, Mekorot, suministra sólo la mitad del agua necesaria para los palestinos, el resto la tienen que comprar de vendedores privados a precios más altos.)

Además, la situación económica de los palestinos iba empeorando: casi uno de cada dos buscaba trabajo y tras los atentados palestinos Israel mantuvo un control creciente sobre los territorios palestinos, lo que impedía que los palestinos encontrasen trabajo en Israel. Mientras los colonos judíos disponían de la posibilidad de moverse libremente en Cisjordania, los palestinos se encontraron con cada vez más barreras y “checkpoints” que pudieron pasar sólo con un permiso especial. (Actualmente hay más de 500 de esas barreras con soldados israelíes en Cisjordania. También existen carreteras distintas para colonos judíos y para palestinos)

No obstante, el alto nivel de corrupción del gobierno de Arafat fue también responsable de la creciente insatisfacción de los palestinos.

La segunda Intifada fue mucho más sangrienta que la primera. En vez de bloqueos de carretera o el boicot de productos israelíes, los grupos radicales se concentraron en atentados dentro de Israel. En los próximos años se multiplicarían los atentados suicidas, muchos de ellos cometidos por el grupo islamista radical Hamas, y que serían contestados con represalias militares por parte de los Israelíes.

El 16 de junio de 2002 Israel empezó a construir un muro entre Israel y Cisjordania para protegerse de los ataques suicida. Un proyecto duramente criticado por parte la comunidad internacional y los grupos defensores de los derechos humanos. Lo que más se criticaba no era sólo el muro en sí, sino su recorrido. Según los planes el muro iba a arrebatar territorio palestino en Cisjordania. En 2004 el Tribunal Internacional de justicia de la Haya, declaró ilegal el muro “de seguridad” pero Israel rechazó las recomendaciones de la Corte y decidió seguir adelante con la construcción.

El 24 de junio del 2002, el presidente de Estados Unidos, George Bush junto a la Unión Europea, Rusia y las naciones unidas, lanzó una nueva propuesta para impulsar el proceso de paz que fue nombrado «La Hoja de Ruta». Era un plan para la construcción de dos estados en tres fases. En la primera fase, hasta mayo de 2003, los palestinos tenían que poner fin a la violencia y a llevar a cabo reformas democráticas, mientras que Israel debía congelar la construcción de nuevos asentamientos así como retirar los posteriores a septiembre de 2000. La segunda fase, entre junio y diciembre de 2003, debía dibujar ya un nuevo estado Palestino soberano con apoyo internacional, mientras que la tercera fase, a finalizar en 2005, tenía como objetivo consolidar ese estado. Ninguno de los tres puntos se cumplió en su fecha.

En la segunda Intifada que oficialmente acabó en el año 2005 con un armisticio firmado por el presidente palestino Abbas y el primer ministro israelí Sharon, murieron más de 4000 personas (la mayoría fueron palestinos).

8. Las elecciones palestinas y la segunda guerra de Líbano (2006)

En el año 2004 Ariel Sharon, nuevo primer ministro israelí desde el año 2001, sorprendió con planes para la retirada de los colonos judíos de la franja de Gaza. Se mantiene la controversia si fue por razones políticas o más bien económicas, pero a pesar de muchas protestas, la retirada de unos 6.500 colonos se realizó en agosto del 2005. Para los palestinos eso no significó mucho, dado que su situación no cambió y tuvieron que vivir con las mismas restricciones que antes. La mayoría de los palestinos consideraba la vida en Gaza como la en una cárcel y la retirada de unos colonos no cambiaría esa sensación.

La creciente insatisfacción del pueblo palestino con el gobierno del partido Al Fatah, visto como corrupto e incapaz de presentar resultados en el proceso de paz hizo crecer la popularidad del grupo radical islamista Hamas, que se mostraba como un partido organizado y dispuesto a resolver los problemas del pueblo palestino.

Hamas declaró entonces que iba a participar en las elecciones legislativas de enero del 2006 y acabó ganando la mayoría absoluta.

La comunidad internacional se mostró determinada a no aceptar el resultado de esas elecciones, e intentó aislar y debilitar la facción islamista en tanto se negara a reconocer a Israel y no renunciara a la violencia. Hamas rechazó esas condiciones. En consecuencia cesó la transferencia de ayuda económica (la mayor parte del presupuesto palestino), EE. UU impuso sanciones impidiendo a los bancos transferir dinero al gobierno de Hamas y se interrumpieron los contactos diplomáticos con el nuevo gobierno.

En el año 2007 La lucha de poder entre Hamas y Fatah se transformó en una guerra civil llevando a la creación de dos entidades políticas separadas: una en Cisjordania, controlada por Al Fatah y Mahmud Abbas (Presidente de la Autoridad Nacional Palestina) y otra en la franja de Gaza, controlada por Hamas.

Mientras tanto, Israel había lanzado un nuevo ataque contra el Líbano. Oficialmente la invasión del Líbano tuvo como objetivo únicamente la liberación de dos soldados secuestrados el 12 de Julio de 2006 por Hezbolá. En realidad la intención fue asestar un golpe decisivo a la organización terrorista islámica.

Israel no esperaba una fuerte resistencia por parte de Hezbolá, que siguió lanzando cohetes sobre territorio israelí. La guerra se prolongó durante más de un mes y Hezbolá reivindicó una victoria estratégica sobre Israel. Más que el daño económico provocado por los cohetes de Hezbolá, Israel sufrió del daño de su imagen en el mundo. La destrucción de una gran parte de la infraestructura y unos 30.000 apartamentos en el Líbano provocaron críticas en la comunidad internacional por el uso desproporcionado de fuerzas militares. En agosto de 2006, con la intervención de la ONU entró en vigor un armisticio, pero los dos soldados secuestrados quedaron en manos de Hezbolá.

9. Anápolis y la operación plomo fundido (2008-2009)

En noviembre del año 2007 el Presidente George W. Bush logró reunir 49 ministros y viceministros exteriores en la ciudad de Anápolis en el estado de Maryland en otro intento de llegar a un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos.

En la inauguración de la Conferencia George W. Bush anunció que los líderes palestino e israelí tratarán de alcanzar un acuerdo de paz que incluya la soberanía de Jerusalén, la repatriación de los refugiados y la demarcación de las fronteras entre Palestina e Israel, así como el futuro de los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados antes de que finalice el 2008.

Tras varios encuentros de los dos líderes en Jerusalén no se llegó al esperado acuerdo, revelando el plan propuesto por el presidente Bush como ilusorio.

Fue la desconfianza entre ambos bandos lo que bloqueó cualquier intento de negociar un acuerdo. Por un lado el gobierno israelí continuaba con la construcción de asentamientos judíos también en Jerusalén Este, reclamado por los palestinos como capital de un futuro estado palestino, y por otro lado Israel no confió en el poder de Al Fatah de controlar los actos terroristas cometidos por Hamas.

Durante los primeros meses del 2008 se multiplicaron los ataques de cohetes contra Israel lanzados por Hamas desde la franja de Gaza. En Junio del mismo año se negoció un alto el fuego de seis meses entre Israel y los palestinos militantes. En diciembre Hamas declaró anulada dicha tregua y volvió a lanzar cohetes sobre territorio israelí.

El 27 de diciembre de 2008 Israel contestó entonces con la operación bautizada como “plomo fundido”, bombardeando la franja de Gaza y matando cientos de civiles.

El 18 de enero 2009, después de tres semanas de ofensiva Israel declaró un alto el fuego unilateral al que Hamas respondió positivamente solamente después de la retirada de las tropas israelíes de Gaza. Esa retirada de tropas se completó el 21 de enero. Es entonces cuando se empezó a valorar la magnitud de la destrucción.

El balance de la ofensiva fue descorazonador. La guerra en Gaza costó la muerte a unos 1.300 palestinos (muchos de ellos niños), dejó más de 5000 heridos, unas 100.000 personas quedaron sin casa y la infraestructura quedó completamente destruida. Algunos expertos han estimado que la reconstrucción costará más de dos mil millones de euros.

Israel en cambió se mostró satisfecho con el resultado de la ofensiva, dijo haber debilitado suficientemente a Hamas para asegurar el cese de los ataques. En un informe publicado poco después del alto el fuego, amnistía internacional acusó a Hamas e Israel de haber cometido graves crímenes de guerra.

El gran apoyo que tuvo esa guerra dentro de la población israelí ayudó a Benjamin Netanyahu del partido derechista Likud a ganar las últimas elecciones del 2 de febrero de 2009. El nuevo primer ministro no parece nada interesado en llegar a un acuerdo de paz con los palestinos y dijo que se concentraría en otros problemas más importantes como la crisis económica. El 16 de marzo firmó un acuerdo de coalición parlamentaria con el partido ultraderechista Betenu (“nuestro hogar Israel”) haciendo de su líder, el ultra-nacionalista Aviador Liebermann, el nuevo ministro de asuntos exteriores. Su discurso de inauguración del 1 de Abril de 2009 alarmó a la comunidad internacional. En dicho discurso recalcó que las negociaciones de paz de su antecesora Tzipi Livni habían sido una pérdida de tiempo y que para llegar a una paz duradera no era suficiente “usar la palabra paz veinte veces al día”. Declaró que, en vez de hacer concesiones a Palestina, Israel tiene que prepararse para una guerra.

El 1 y 2 de Mayo del 2009 las fuerzas aéreas israelíes lanzaron nuevos ataques contra Gaza con el objetivo de destruir tres túneles subterráneos empleados para el contrabando de armas en dirección a la franja de Gaza, matando a dos palestinos. Se trata de las dos primeras muertes en los últimos tres meses desde que Israel y las facciones armadas palestinas se comprometieron a respetar un alto el fuego temporal.

Estos últimos eventos han demostrado que el proceso de paz no es una prioridad para el nuevo gobierno israelí y que bajo estas condiciones una paz duradera en Oriente Medio parece más utópica que nunca.