Tal y como se recoge en diferentes informes realizados por la Comisión Independiente de Investigación para la República de Siria (CIIRS), la violencia sexual ha constituido una pauta de conducta para todos los actores del conflicto sirio (tanto las fuerzas gubernamentales como los grupos armados progubernamentales, así como los actores armados de la oposición islamista y no islamista) desde su inicio en el año 2011. La violencia sexual es una de las motivaciones por las que las familias huyen de sus lugares de residencia.

Los casos de denuncia de violencia sexual ejercida por la oposición armada islamista, concretamente el ISIS, se han incrementado exponencialmente desde 2014.

Aunque la falta de acceso directo al terreno no ha permitido confirmar todas las acusaciones recibidas, así como la necesidad de salvaguardar la seguridad de las personas que han sobrevivido a la violencia sexual y continúan en Siria, las numerosas entrevistas con personas que han huido del país y la recogida de datos han permitido que la Comisión pueda identificar una constante de violencia sexual que se ejerce especialmente sobre mujeres, aunque también sobre hombres y niños.

Asimismo, se considera muy probable que el número de casos existentes sea mucho mayor que el denunciado, ya que existen factores que actúan en contra de la denuncia (y, por lo tanto, de la visualización de los hechos):

  • factores socioculturales (el estigma social y familiar que supone ser víctima de violencia sexual)
  • factores psicológicos (los traumas que acompañan este tipo de violencias dificultan la denuncia de los hechos).
  • factores relacionados con la seguridad personal: miedo a las represalias, inseguridad,…

Por otro lado, la percepción negativa de la justicia (lentitud, falta de sensibilidad hacia esta tipología de delitos,…), unida a la existencia de un conflicto armado y de una desigual implantación y administración territorial de la justicia, hace que el número de denuncias y juicios sea mínimo.

La Comisión Independiente de Investigación para la República de Siria ha recogido testimonios de mujeres y hombres que relatan casos de violencia sexual (violaciones, amenazas de violación, tortura con violencia sexual,…) cometidos tanto por las fuerzas progubernamentales (tanto en centros de detención como en cárceles,…) como por las fuerzas de oposición (en centros de acogida y detención, especialmente). En el caso paradigmático del ISIS, se han recogido testimonios de violencia sexual contra las mujeres; de forma extrema, contra las mujeres de otras confesiones religiosas y, especialmente, contra las mujeres de la comunidad yazidita.

También se informa del incremento del número de matrimonios de niños, tanto en los campos de refugiados en los países vecinos (Irak y Jordania) como en el ámbito de las personas desplazadas en el interior de Siria. Asimismo, se observa un incremento de la violencia de género en el marco de la pareja en familias desplazadas y refugiadas.

La posición de vulnerabilidad en la que quedan las mujeres en un conflicto armado es más visible que las vulneraciones de derechos que se producen tanto en las rutas de tráfico hacia Europa como en los campos de refugiados, especialmente en el Líbano, Jordania e Irak, de donde hay informes de varias organizaciones internacionales, entre ellas Human Rights Watch, que denuncian la situación.

 

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