Los datos sobre personas refugiadas en Líbano son aproximadas. En mayo de 2015, el estado libanés pidió a ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) que detuviera temporalmente el registro de personas. En ese momento, se habían registrado 1.183.327 personas que huían de la guerra en Siria. Meses después se abrió el registro para incluir a los bebés nacidos en suelo libanés. En la actualidad, no hay datos precisos sobre el número de personas que han huido a Líbano como consecuencia de la guerra en Siria.

Sobre los datos de ACNUR de 2015, se observa que el 52% del total de personas eran mujeres y el restante 48%, hombres. Un 53% del total de personas que habían huido a Líbano eran niños. Entre la población que huye a Líbano se encuentra, principalmente, población siria, palestina (provenientes de campos de refugiados en Siria), iraquí (refugiados en Siria como consecuencia de la violencia en Irak).

La situación económica de las personas refugiadas ha ido empeorando gradualmente tanto por el agotamiento de los ahorros como por las restricciones en el acceso al mercado de trabajo libanés. La legislación libanesa en términos de acceso/renovación del visado de residencia para personas que huyen de la guerra en Siria tiene un gran impacto sobre las condiciones de vida de este colectivo. En 2015 la legislación libanesa se endureció, y ello facilitó, según Human Rights Watch, la vulneración de los derechos humanos de las personas refugiadas. Asimismo, los altos costes económicos de la renovación del visado de residencia condicionan la permanencia de muchas familias en el país (en situación legal) y su acceso al mercado laboral. El gobierno libanés está estudiando el mantenimiento de estas tasas.

Los datos de Naciones Unidas muestran que:

  • El 89% de los hogares compuestos por personas refugiadas en Líbano experimentan falta de comida o de dinero para adquirir comida. Esta situación ha empeorado gradualmente en relación a años anteriores.
  • El 70% de los hogares están por debajo del umbral de la pobreza establecido en Líbano, que es de 3,84 dólares persona/día.
  • Casi un 36% de hogares de personas refugiadas sufren una moderada o severa inseguridad alimentaria.
  • Casi un 90% de los hogares están endeudados. El endeudamiento tiene como objetivo hacer frente a las necesidades básicas: alimentación, educación y sanidad.
  • Sólo 1 de cada 5 hogares informa que el total de sus miembros tienen permisos de residencia vigentes. Las tasas asociadas a la renovación de los permisos de residencia suponen un obstáculo para las familias pobres, que optan por no renovarlos. Pero no renovar los permisos de residencia implica:
    • un obstáculo a la hora de encontrar un puesto de trabajo.
    • incurrir en una violación de la ley libanesa. Las personas que tienen los permisos caducados tienen miedo de ser arrestadas. Ello limita el acceso a servicios (educación, sanidad) cuando éstos implican un desplazamiento y, por lo tanto, incrementan las posibilidades de arresto.
    • la imposibilidad de pedir reparación si son víctimas de un delito.

Los bajos ingresos, la pobreza o la falta de permisos de residencia válidos afectan de forma más importante a aquellos hogares en los que el cabeza de familia es una mujer. Las condiciones de trabajo también son más difíciles para las mujeres. De hecho, según informes de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), las mujeres tienen más dificultades para acceder al mercado de trabajo (en muchas ocasiones, es la primera vez que trabajan fuera del hogar) y sus salarios son considerablemente menores que los de los refugiados hombres (casi un 40%).

Asimismo, se observa un mayor impacto de las desigualdades entre aquellos colectivos de personas refugiadas palestinas que huyen de la guerra en Siria, ya que el gobierno libanés ha impuesto un régimen más duro para renovarles los permisos de residencia y ha limitado extraordinariamente el acceso a territorio libanés de este colectivo.

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